La tensión de la vida cotidiana, el estrés del trabajo, los conflictos personales y simplemente el avance del tiempo pueden resultar en dificultades para dormir. Este inconveniente puede afectar gravemente nuestra salud física y mental.
Dormir bien y descansar adecuadamente trae múltiples beneficios para nuestra salud. Un sueño satisfactorio es esencial para reiniciar nuestros ritmos circadianos (nuestro reloj biológico) y mantener nuestro cuerpo y mente en su mejor estado.
Lo más inquietante es que incluso después de lograr conciliar el sueño, no podemos garantizar que nuestro sueño sea ininterrumpido y restaurador.
La falta de sueño es un problema que afecta a una gran parte de la población, sin distinguir raza ni clase social.
Según estadísticas recogidas en 2013, más del 40% de los estadounidenses no duermen las horas recomendadas por noche. Este es un dato alarmante, teniendo en cuenta que en 1942, este problema solo afectaba al 11% de la población.
Los efectos secundarios negativos de la falta de sueño están ampliamente documentados. Sin embargo, recientes descubrimientos indican otro problema alarmante asociado a los patrones de sueño. Un estudio reciente ha revelado un vínculo entre el despertar durante la noche y un mayor riesgo de padecer Alzheimer.
Atthapon Raksthaput / ShutterstockLa Universidad de Illinois realizó un análisis del sueño de 516 adultos de entre 71 y 78 años. La investigación encontró que aquellas personas que presentaban trastornos respiratorios interrumpiendo el sueño tenían niveles más altos de las proteínas asociadas con el Alzheimer, conocidas como biomarcadores.
Según la Asociación de Alzheimer, el 20% de las mujeres y el 30% de los hombres sufren de apnea del sueño, el trastorno respiratorio más común que afecta el sueño. Algunos estudios muestran que las personas que sufren estos trastornos pueden llegar a despertar más de 60 veces por noche.
Con estos hallazgos, se vuelve más crucial que nunca garantizar un sueño de calidad y constante para prevenir problemas de salud a futuro.