¿Cómo las industrias farmacéuticas nos hicieron creer que la depresión solo puede tratarse con fármacos?

El verdadero problema radica en la propagación indiscriminada de medicamentos, incluso cuando muchas personas podrían no necesitarlos realmente.

La relación entre mente y cuerpo ha sido conocida y estudiada desde tiempos muy antiguos. Por ejemplo, Galeno de Pérgamo, médico y filósofo griego, sostenía que la personalidad de un individuo puede ser influenciada por la predominancia de ciertos líquidos corporales. Esta antigua teoría fundamentó el desarrollo de las ciencias de la salud, pero ¿fue esta teoría malinterpretada y utilizada por las corporaciones farmacéuticas para influir en nuestra percepción de las soluciones médicas?

La teoría médica antigua defendía que, para equilibrar nuestro cuerpo, necesitamos recurrir a soluciones naturales. Esta visión ha sido cuestionada y transformada con el tiempo, especialmente con el desarrollo de la ciencia médica y psicológica moderna y la aparición de enfermedades y trastornos cada vez más complejos. La pregunta crucial es: ¿Necesitan las personas medicamentos cuando se enfrentan a problemas de salud mental como la depresión, o pueden superar estos problemas por sí mismas mediante el uso de recursos y herramientas personales?

Entonces, ¿cómo lograron las empresas farmacéuticas y médicos convencernos de que las enfermedades mentales solo pueden ser curadas con fuertes medicamentos? Aparentemente, la explicación radica en una combinación de factores: avances técnicos, evolución de las teorías médicas, crisis sociales y económicas, además del auge de ciertos medicamentos solo accesibles para los más ricos. A raíz de todo esto, existe la creencia de que tomar pastillas es la única forma de bienestar.

El abuso de medicamentos psiquiátricos representa un grave problema social y una amenaza para la salud individual.

El abuso de medicamentos, aunque a menudo no es necesario, ha llevado a las personas a creer que la felicidad es el único estado emocional aceptable y que los medicamentos son la única solución a la infelicidad. Además, cuando el cerebro se acostumbra a una dosis de fármacos, deja de producir sus neurotransmisores, esperando obtenerlos externamente a través de los fármacos. En tales casos, la necesidad externa del cerebro conduce a la adicción a los medicamentos. Sin embargo, uno debe subrayar que no todos que toman antidepresivos los necesitan, y lamentablemente, esto afecta a la sociedad.

A pesar de décadas de uso de antidepresivos y ansiolíticos, parecería que el número de personas con enfermedades mentales está aumentando. Pero, como siempre, hay alternativas a los medicamentos. La terapia cognitiva conductual, terapia de arte, terapia con animales, prácticas mindfulness, ejercicio, meditación, una dieta saludable y una red solidaria de apoyo pueden ser beneficiosa. Sigamos recordando que debemos evitar el uso excesivo de medicamentos y buscar soluciones naturales siempre que sea posible.