El tema del agua ha generado ruido en los últimos años, y, finalmente, la interrogante que todos están ansiosos por resolver es: ¿Cuál es la cantidad de agua que se debe consumir? Lo cierto es que esta cifra es totalmente dependiente de la persona que lo pide, su modo de vida, grado de actividad, patrones de alimentación, y hasta el clima de su entorno influirán en sus demandas. Para descubrir lo que tu organismo demanda, lo más indicado es atender a las múltiples indicaciones que este te proporciona.
La deshidratación realmente acontece antes de experimentar sed, y se manifiesta frecuentemente, de manera extraña, en un ligero hambre. Si sientes hambre, intenta ingerir un vaso de agua primero y observa qué ocurre. Ingerir agua a lo largo del día puede ayudarte a evitar la deshidratación y es uno de los métodos más simples para combatirla.
Para aquellas personas que son madrugadores, consideren que tomar un par de vasos de agua al levantarse ayudará a normalizar la presión arterial alta de su cuerpo. También contribuye a limpiar el sistema interno y facilita el tránsito intestinal.
Por suerte, nuestro cuerpo viene equipado con un sistema de detección de agua altamente vigilante conocido como sed. Una vez que tu cuerpo haya perdido entre el 1-2% de su total de agua, comenzará a sentir sed.
Una forma simple de evaluar tu necesidad de agua es revisar el color de tu orina. La orina oscura frecuentemente indica que tus riñones están reteniendo líquidos para preservar funciones corporales normales, lo cual señala que necesitas tomar agua. No obstante, este indicador no debe confundirse con la oscurecida orina causada por la toma de ciertos suplementos, como multivitaminas.
Si estás deshidratado, es muy probable de que orines con menos frecuencia. Una persona saludable orina entre siete y ocho veces al día, lo que convierte a la monitorización de la frecuencia de tu micción diaria en una herramienta de evaluación crucial.