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Gregor Johann Mendel es un nombre que siempre será recordado en las ciencias biológicas. Este biólogo austriaco ha dejado su huella como uno de los pioneros en el campo de la genética, la ciencia que se dedica a desentrañar las leyes de la herencia.
Mendel, a pesar de ser un monje y biólogo austriaco, es mejor conocido por sus descubrimientos que forman la base de la teoría genética moderna. Nació el 20 de julio de 1822 en Heizendorf, Austria, en una familia con limitados recursos económicos.
Para recibir una educación de calidad a la que de otro modo no habría tenido acceso, se unió al monasterio de Brunn, donde tomó el nombre de Gregor. Con la intención de adquirir un título de profesor, asistió a la Universidad de Viena pero no logró impresionar a la institución con su rendimiento. No se graduó, regresando al monasterio en 1853.
Después de dos años, Mendel comenzó a explorar el mundo de la herencia y evolución de las plantas. Dedicó su atención a la pisum sativum, especie vegetal de la familia de las leguminosas, que cultivaba en el jardín del convento.
Entre los años 1863 y 1865 destinó su tiempo al cultivo y estudio de 28,000 plantas Pisum sativum, observando y comparando aspectos diversos como la forma de la semilla, su color y la altura de la planta.
Mendel descubrió que al cruzar plantas de diferentes alturas, los híbridos resultantes se parecían más a la planta alta que a una de altura promedio. A raíz de este hallazgo, propuso la existencia de características dominantes y recesivas, a las que se refería como unidades hereditarias, hoy conocidas como genes. Este descubrimiento fue el punto de partida para las Leyes de la herencia que conocemos hoy.
Presentó sus descubrimientos en las reuniones de la Sociedad de Historia Natural de Brünn en 1865. Los publicó como Experimentos sobre hibridación de plantas en 1866. A pesar de la relevancia de sus hallazgos, estos no fueron reconocidos ni comprendidos durante su vida. Muchos, incluyendo a Charles Darwin, desconocían por completo el trabajo de Mendel.
Tras este infortunado hecho, Mendel siguió comprometido con sus obligaciones monásticas y continuó experimentando, esta vez con abejas. Mendel murió a la edad de 62 años en 1884, tras su muerte sus apuntes y papeles de investigación fueron destruidos por la persona que lo sucedió en el monasterio.
¿Habías escuchado sobre la vida y obra de este genial científico antes? ¿Crees que su contribución al mundo de la genética debería ser más reconocida? Déjanos tus comentarios abajo.
