Deberías programar tu baño para que dure 40 minutos. Veinte de esos minutos se utilizan para expulsar las toxinas, mientras que los 20 restantes permiten que tu cuerpo absorba los minerales presentes en el agua de baño. Rellena tu bañera con agua tibia. Si es posible, usa agua filtrada para reducir sustancias nocivas como el cloro, el flúor, las dioxinas y los metales pesados. Si tu casa no tiene un sistema de filtrado, simplemente utiliza agua corriente e incorpora las sales de Epsom conforme a las siguientes proporciones:
Para niños de menos de 60 libras: 1/2 taza de sales.
Para personas entre 60 y 100 libras: 1 taza de sales.
Para individuos entre 100 y 150 libras: 1 1/2 tazas de sales.
Para individuos entre 150 y 200 libras: 2 tazas de sales. Añade una taza y media más de sales por cada 50 libras adicionales.
Es vital que no uses jabón durante tu baño de sales de Epsom, ya que podría interferir con la absorción de minerales y el proceso de desintoxicación. Después del baño, relájate durante 1 a 2 horas. Aunque si tienes artritis, deberías mantenerte activo todo lo que puedas para evitar la congestión en las articulaciones.
Si te bañas con regularidad usando sales de Epsom, notas una mejoría en varias afecciones de salud, tales como el pie de atleta, la gota, los hongos en las uñas, los esguinces, los moretones y el dolor muscular. Sin embargo, los baños con sales de Epsom no se recomiendan para mujeres embarazadas, personas deshidratadas, ni personas con heridas o quemaduras abiertas en la piel.
Los beneficios de estos baños son significativos y no te ocuparán mucho tiempo. Puedes hacerlo durante los fines de semana o, si tienes tiempo, por la noche.
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