Ronald Ervin McNair: Un Brillante Astronauta y Saxofonista
El contribuidor en los campos de la ciencia y la música, Ronald Ervin McNair, era reconocido tanto por ser saxofonista como por ser astronauta de la NASA. Su vida hizo un impacto profundo antes de encontrarse con un trágico fin en el accidente del Challenger en 1986.
El Camino de McNair a la NASA
McNair concluyó sus estudios secundarios en la Preparatoria Carver en Lake City, Carolina del Sur en el año 1967. Posteriormente, completó una licenciatura en física en la North Carolina A&T State University en 1971, seguida por su doctorado en física del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en 1976. Luego recibió varios doctorados honorarios de universidades de renombre.
Así fue forjando su trayectoria en el ámbito de los láseres de alta presión durante su tiempo en el MIT y llevó a cabo experimentos e investigaciones teóricas que han influido enormemente en la comprensión de las moléculas poliatómicas altamente excitadas.
Logros Profesionales de McNair
Tras obtener su doctorado, McNair se incorporó como físico a los Laboratorios de Investigación de Hughes en Malibu, California, donde trabajó en una variedad de proyectos de vanguardia. Además de ser un respetado científico, fue miembro de varias organisaciones y galardonado con numerosos reconocimientos y honores.
Su Viaje como Astronauta
La NASA seleccionó a McNair en enero de 1978, como candidato a astronauta, lo que marcó una nueva etapa en su carrera. En 1984, participó en su primer vuelo espacial a bordo del Challenger durante la misión STS 41-B.
McNair jugó un papel crucial en varios experimentos y logró un total de 191 horas en el espacio exterior.
El Final Trágico del Viaje
El destino de McNair cambió abruptamente durante la misión STS 51-L del transbordador espacial Challenger en 1986. Esta misión terminó en tragedia cuando la nave explotó poco después del despegue, causando la muerte instantánea de todos los tripulantes.
El Legado de Ronald McNair
Además de su destacada carrera en el campo de la física y su notable contribución a la exploración espacial, McNair también fue conocido por su amor por la música. Como saxofonista, trabajó en una colaboración musical con el compositor Jean-Michel Jarre. Sin embargo, su plan de grabar un solo de saxofón en el espacio no llegó a realizarse debido al infortunado accidente del Challenger. McNair dejó atrás a su esposa e hijos, pero su legado continúa inspirando a las futuras generaciones de científicos y músicos.
