La Organización Mundial de la Salud, junto con varias otras organizaciones dedicadas a la salud, recomienda encarecidamente que se apliquen medidas restrictivas para erradicar el consumo de grasas trans. Este tipo de grasa carece totalmente de valor nutricional y se reconoce por ser perjudicial para la salud.
La presencia de grasas trans es alarmantemente alta, ya que se encuentran en muchos productos alimenticios que consumimos a diario. Estos se presentan en alimentos tanto naturales como procesados, siendo estos últimos los más peligrosos. Alimentos ricos en estas grasas incluyen grasas para repostería, margarina y masa, que se utiliza en la elaboración de alimentos precocinados y empanados.
Las grasas trans, que aumentan la vida útil de los alimentos y mejoran su textura y sabor, se generan de la siguiente manera:
De manera industrial, al añadir átomos de hidrógeno a los aceites vegetales.
Durante la cocción, al calentar el aceite vegetal a altas temperaturas.
Naturalmente, a través del sistema digestivo de las vacas, aunque en cantidades más pequeñas.
Varios estudios han evidenciado la fuerte conexión entre el consumo de grasas trans y las enfermedades cardiovasculares, en particular, las relacionadas con la arteria coronaria. También pueden ser la causa de numerosas condiciones como cáncer, diabetes, enfermedades hepáticas, depresión y la enfermedad de Alzheimer.
Entonces, ¿te has preguntado dónde se esconden estas grasas trans?
¿Por qué no revisas la etiqueta nutricional de tu snack favorito la próxima vez que decidas comprarlo? Podrías estar haciendo un gran favor a tu salud a largo plazo.
