La química, una ciencia básica, esencial y reconocida, nos rodea en numerosas formas. Desde los componentes de los productos que consumimos diariamente hasta los medicamentos que combaten nuestras enfermedades, es una disciplina que teje la realidad de nuestra existencia. Sin embargo, existe una dimensión de la química menos conocida pero igualmente fascinante: su papel en la resolución de crímenes. En este artículo, exploraremos tres ejemplos que ilustran cómo la química puede convertirse en una poderosa herramienta forense.
Decodificando las Huellas de Pólvora en la Escena del Crimen
El impactante suceso de un disparo de arma de fuego deja marcas visibles en el entorno, como agujeros de bala y casquillos de balas. Sin embargo, también hay indicios menos obvios que son fundamentales para los investigadores forenses, conocidos como residuos de disparos. Estos restos pueden ser tanto orgánicos como inorgánicos, y son expulsados con la misma fuerza que propulsa el proyectil. Con la ayuda de ciertas herramientas analíticas, los forenses pueden identificar y cuantificar estos restos, construyendo un mapa de pistas que puede ayudar a responder preguntas cruciales en una investigación criminal.
Detectando Venenos Mortales
Otra aplicación fascinante de la química en la investigación forense es la detección de sustancias nocivas, como la que resultó en el fascinante caso del espía ruso Alexander Litvinenko. Tras un inesperado deterioro de su salud, los médicos emplearon la espectrometría gamma para examinar una muestra de su orina y descubrieron la presencia de polonio 210, un potente veneno radiactivo. Este hallazgo demostró que Litvinenko había sido envenenado fatalmente.
Verificando la Autenticidad de los Documentos
La química también juega un rol crucial en la verificación de la autenticidad de los documentos. Se pueden examinar las composiciones de las tintas utilizadas para escribir documentos a través de técnicas analíticas como la espectroscopía Raman y las técnicas cromatográficas. Con estas herramientas, los científicos pueden generar perfiles de tintas, ayudándoles a determinar si un documento es genuino o falsificado.
La química no sólo se limita a su uso en laboratorios y aulas. Con ejemplos como el análisis de sustancias ilícitas, la investigación de incendios o el examen de precursores y sustancias explosivas, la química demuestra su valioso aporte en la resolución de crímenes.
¿Interesante, verdad? ¿Conocías estos usos de la química?