La naturaleza nos brinda una vasta gama de plantas y alimentos con propiedades curativas, capaces de combatir diversas enfermedades e incluso de potenciar nuestras defensas. Dentro de estas patologías, destaca la lucha contra el cáncer, donde se busca alternativas naturales para apoyar los tratamientos convencionales como la quimioterapia, debido a su fuerte impacto en el organismo.
En este marco, se ha identificado a la planta kalanchoe, perteneciente a la familia del aloe, como una prometedora aliada. Este resistente arbusto perenne, que puede crecer en prácticamente cualquier superficie, es habitual encontrarlo en los tejados de las casas o en pequeñas grietas en las paredes. De origen en Madagascar, su uso para fines medicinales ha trascendido hasta África, América Latina y Asia.
Curiosamente, muchas personas tienen esta planta en sus hogares por su belleza estética, ignorando sus potenciales propiedades medicinales.
¿Cómo podemos utilizar el kalanchoe en la lucha contra el cáncer?
Existen diversas formas de beneficiarse de esta planta, desde su aplicación directa en la zona afectada hasta su consumo, siendo particularmente efectiva en enfermedades a nivel celular, como el cáncer.
Las hojas de kalanchoe se pueden consumir de diferentes formas: crudas, en forma de jugos, acompañando una ensalada o incluso como infusión.
Además de sus potenciales propiedades anticancerígenas, el kalanchoe ayuda a regular la hipertensión, aliviar los cólicos renales y remediar las diarreas.
¿Qué hace al kalanchoe tan especial?
El Kalanchoe contiene diversos compuestos químicos como flavonoides, ácidos grasos y triterpenoides como los bufadienólidos, que presentan una actividad citotóxica contra diversas líneas celulares cancerígenas.
Existen tres variantes de kalanchoe con actividad antitumoral: el Kalanchoe pinnata (Bryophyllum pinnatum), el Kalanchoe gastonis-bonnieri (Bryophyllum gastonis-bonnieri) y la Kalanchoe daigremontiana (Bryophyllum daigremontianum).
Si bien algunos consideran al kalanchoe como una mala hierba debido a su resistencia y capacidad de regeneración y multiplicación, muchos otros creen que son precisamente estas características las que le permiten hacer frente y hasta derrotar a las células cancerígenas. ¿Y tú, qué piensas?
