Las leyendas y mitos a menudo desempeñan un papel en nuestras percepciones de la geografía. Esto es especialmente cierto en el caso de dos majestuosos volcanes de México, cuyo surgimiento ha sido explicado a través de una encantadora narración de amor. ¿Has oído hablar de la leyenda de Popo e Izta?
La Ubicación de los Volcanes
Popocatépetl e Iztaccíhuatl son dos impresionantes volcanes situados en el punto donde confluyen las fronteras de los estados de México, Morelos y Puebla.
Ambos son volcanes vivos, midiendo respectivamente 5397 y 5215 m. s. n. m. También ostentan el título de ser la segunda y tercera montaña más alta de México.
En cuanto a su altura, sólo son superados por el Pico de Orizaba, que alcanza la vertiginosa altura de 5747 m. s. n. m.
La Fascinante Leyenda de Popo e Izta
La leyenda cuenta que en el pueblo de los tlaxcaltecas, vivía una hermosa princesa llamada Iztaccíhuatl, y un incansable guerrero noble conocido como Popocatépetl. El valeroso guerreo se enamoró de la princesa y decidió solicitar su mano al líder de su tribu. Este consentimiento fue otorgado, pero a cambio de una valiente muestra de valentía: Popocatépetl debía enfrentarse en una guerra con los mayas y retornar victorioso.

Iztaccíhuatl esperó con ansias el regreso del guerrero. Sin embargo, un enemigo malicioso de Popocatépetl convenció a la princesa de que su amado había caído en batalla. La afligida princesa, desconectada de la realidad, murió de un corazón roto.
Cuando Popocatépetl retornó triunfante de la guerra, su alegría se convirtió en desesperación al enterarse de la trágica noticia.
El Legado de los Amantes Volcánicos
Con el corazón roto, Popocatépetl decidió rendir un último homenaje a su perdido amor. Ordenó construir una montaña tan alta como diez, y en su cima descansa ahora el cuerpo de Iztaccíhuatl.
Popocatépetl, tras completar su duelo, ascendió con el cadáver de la princesa a la punta de la montaña. Allí, se quedó a su lado, sosteniendo una antorcha en su mano, hasta quedar él también sepultado por las nieves.
Con el paso del tiempo, las capas de nieve continuaron acumulándose, dándole forma a las dos cumbres de los volcanes. Así, cada montaña con su penacho de nieve representa a uno de los amantes gemelos de esta trágica leyenda.
