Quincy Jones, un prodigioso músico, productor y visionario omnipresente en nuestra cultura, dejó una imborrable huella en el mundo con su fallecimiento. Nacido en 1933 en Chicago, Jones trascendió más allá de ser solo un productor o compositor, contribuyendo de forma significativa a la música, el cine y la televisión. Su extraordinaria vida y su imponente legado reflejan la rica tapesteria de la cultura estadounidense así como su travesía personal a través de desafío y realizaciones.
Sumergido desde la infancia en un ambiente de música y sufrimiento, Quincy Jones vivió una realidad marcada tanto por la belleza del arte como por el dolor del rechazo. En su hogar, se encontraba fce a fec con la enfermedad mental de su madre, que fue internada en un instituto psiquiatrico cuando Jones era un niño pequeño. Introducído, por el destino, a la violencia de las calles de Chicago, Quincy usando la música- jazz y piano- como su salvación, forjó su camino hacia una excepcional carrera.
Después de tocar en bandas de jazz con leyendas del género como Dizzy Gillespie, Jones hizo un giro en su carrera hacia la cinematografía. A mediados de la década de los 60, se adentró en el mundo de composición musical de cine. Fue uno de los primeros afroamericanos en tener la oportunidad de componer para grandes producciones cinematográficas, con créditos que incluyen The Pawnbroker (1964), In the Heat of the Night (1967), y In Cold Blood (1967).
La década de los 70 vio a Jones incursionar en la television, donde se convirtió en un innovador y un catalizador para la nueva generación de talentos emergentes. Fue la persona detras de la comedia The Fresh Prince of Bel-Air, protagonizada por Will Smith. La serie se convirtiría en un clásico de la cultura pop y serviría como el trampolín para la carrera de Smith. A través de este proyecto, Jones no solo influyó en la trayectoria de Smith, sino que también mostró a una diversa audiencia una perspectiva inusual de la vida afroamericana en los Estados Unidos.
Asimismo, trabajó en el cine, particularmente con The Color Purple (1985), bajo la dirección de Steven Spielberg. Jones fue el responsable de la elección de Oprah Winfrey y Whoopi Goldberg para roles cruciales en la película, a pesar de que la película no logró llevar a casa un Oscar, para gran decepción de Jones.
Jones también brilló en la industria de la música pop, al trabajar en Off the Wall (1979), y Thriller (1982), de Michael Jackson - este último ostenta el récord del álbum más vendido en la historia. La histórica colaboración entre Jackson y Jones resultó en un sonido sin precedentes que fusionó pop, rock y R&B, convirtiendo a Thriller en un referente de la integración cultural.
La carrera de Jones no quedó atada solamente a sus éxitos musicales y de producción. Fue una gran influencia para el cambio social y cultural. Su participación en la canción benéfica We Are the World en 1985 es un ejemplo de ello. Este evento recaudó más de 80 millones de dólares para la lucha contra el hambre en África.
Jones recibió numerosos premios en reconocimiento a su carrera, entre ellos 28 premios Grammy, dos premios honoríficos de la Academia y un Emmy por su trabajo en Roots. Su trabajo se destacó en dos documentales: Listen Up: The Lives of Quincy Jones (1990) y Quincy (2018), dirigido por su hija Rashida Jones.
Quincy Jones vivió una vida intensa marcada por logros profesionales, relaciones familiares tumultuosas y una persistente lucha contra sus propios demonios. Pero su legado trasciende sus contribuciones a la música y la televisión. Deja atrás su creencia en que el arte y la cultura pueden ser instrumentos de cambio poderosos.
